El resultado global de las elecciones primarias celebradas 12 de septiembre pasado, además de marcar un rumbo que probablemente se confirme en los comicios del 14 de noviembre, señala un camino que hay que analizar y sobre el que debemos hacer votos para que sea fructífero, duradero y pacífico.

Ese camino comenzará, culminada la jornada señalada, si se repite el resultado, con algunas novedades que se hace necesario puntualizar.

Lo primero es que la batalla se iniciará en ese momento y para ello hay que estar preparados y listos para combatir con los medios que la república nos señala y la grandeza que se espera de los elegidos, porque el camino, arduo y penoso que deberemos seguir para salir del estado calamitoso de nuestra nación, no puede ser señalado solo por algunos, sino por la mayoría de los ciudadanos a través de sus representantes. Se imponen acuerdos fundamentales, es decir de los fundamentos de una nación organizada.

Para ello habrá que deponer enfrentamientos que han generado catástrofes que nadie puede negar, dañando gravemente la economía, la educación, la seguridad, la salud, la defensa del territorio nacional y nuestras relaciones con el mundo.

Pero además y esto es fundamental para que nuestro futuro sea mejor que nuestro presente y nuestro pasado, el gobierno frente a las demandas y propuestas de los nuevos actores vencedores, deberá analizar, en cada una de las áreas señaladas, propuestas y planes razonables, que promuevan el bienestar general y derroten, para siempre, la inflación, el gasto inútil, la pobreza increíble, la indefensión frente al delito, en una tierra que produce alimentos para cientos de millones de personas y genera científicos y profesionales excelentes de nivel internacional.

No será tarea fácil ni sencilla pues habrá bolsones de intereses ideológicos, económicos y hasta delictuales, que se opondrán al cambio de rumbo que la historia parece señalarnos para volver a ser como alguna vez lo fuimos tierra de libertades generadora de riquezas morales y materiales. Pero la voluntad ciudadana, a través de sus representantes, deberá vencer el escepticismo, el dispendio de oportunidades y los enfrentamientos inútiles que nos han llevado a nuestra decadencia.

Pero nuestro destino tiene que ser la paz y el bienestar entre quienes conformamos una nación en la que no existen conflictos religiosos o raciales y nació para albergar a todos los hombres del mundo y asegurar los beneficios de la libertad para sus habitantes.

por Guillermo V. Lascano Quintana