En vísperas de dos etapas comiciales, la primera en pocos días, el próximo domingo 12 de septiembre para la elección primaria  de algunos de los candidatos para competir luego en las de renovación parcial parlamentaria de 14 de noviembre , se advierten, tanto por las experiencias personales, como por lo que registran los encuestadores, dos tendencias contrapuestas.

Por un lado, la conciencia clara de que el ejercicio del sufragio es el único medio puesto al servicio del pueblo, para que este marque  rumbos a su dirigencia. Por tanto, es algo fundamental y decisivo como primer paso en decisiones que nos afectarán por mucho tiempo.

No obstante, esta tendencia positiva al ejercicio activo de la ciudadanía, tiene sus sombras de  desánimo e indiferencia.

La decisión de intervenir votando requiere un esfuerzo, producto de una conducta  racionalmente guiada, de incidir en los asuntos públicos.

Pero, también gravita desde lo inconsciente personal y colectivo, el peso de  impulsos más primitivos de rechazo y disgusto, no sólo con la clase política, sino en muchos casos con uno mismo ,por las veces que, habiendo ejercido el voto ciudadano, se ha sufrido  el amargo desengaño por  fracaso de las propuestas y  promesas, y la triste experiencia del derrumbe de tantos  proyectos imaginados de mejores condiciones de desarrollo y progreso  en paz , trabajo y sana convivencia. En la psicología de Karl Jung, se denomina como la parte sombría de la personalidad, a lo instintivo, inconsciente y primitivo que a veces condiciona o genera impulsos y otras puede llegar a dominar los actos racionales y conscientes.

Y hoy en día  se intuyen  y palpan vientos de desánimo y  tristeza, también de enojo y violencia a duras penas contenida, ante las frustraciones repetidas de los fracasos reiterados sufridos en el curso de nuestra vida colectiva. Tal vez bronca por sentirnos tontos o culpables por haber creído   promesas inconsistentes o por haber delegado por individualismo, comodidad o desidia que sean otros los que decidan por nosotros. Es muy peligrosa   esta amenaza de la sombra inconsciente, que  puede corporizarse en parálisis, abandono  y  rendición ante lo que se ve como inevitable—estar envueltos en una lucha inútil, navegando sin rumbo en una  nube de mentiras .

Advertir los síntomas de este diagnóstico es una etapa  necesaria  , primer paso imprescindible  para evitar caer  en la tentación del inmovilismos, causado por la  desesperanza y descreimiento. Que en realidad significa regalar  la conducción de nuestros propios destinos a minorías activas, muchas de ellas culpables de los hechos e ideologías destructivas que  nos han llevado a esta evidente e innegable decadencia, al parecer incontenible, que venimos sufriendo.

Pero está abierto el otro camino:

El de asumir voluntariamente la conducción de  nuestras vidas , y animar a todos los que conocemos  a lo mismo, a intervenir ,a  asumir  verdaderamente nuestra soberanía como pueblo. A  exigir por los votos y por las calles  , cuentas claramente rendidas, y  a ejercer derechos propios  que  con engaños  se nos presentan como concesiones generosas , tramoyas de los  poderosos para  retener sus privilegios.

Y esto tiene fechas ,inamovibles, recordemos , 12 de septiembre, 14 de noviembre, que sean días  memorables ,como  primeros pasos  en nuestra  renovada  marcha  como pueblo soberano

por Roberto Antonio Punte