PRIMEROS MESES DE GOBIERNO

 Por Guillermo V. Lascano Quintana.

 

A ocho meses de la instalación del gobierno de Cambiemos, creo que se debe hacer un balance de la situación, sin incurrir en las exageraciones del periodismo banal, que se ocupa – aquí y en el mundo – de difundir las noticias que conviene para lograr solo difusión. Tampoco sin omitir críticas a la gestión del gobierno y al comportamiento de sus integrantes. Lo que, bueno es recordar, es lo razonable en una república.

Comencemos por señalar que el debate político, sobre todo de parte de alguna oposición, parece centrarse en el ataque despiadado a la gestión gubernamental y en la solapada intención de despertar, en la población, la idea de que todo va a fracasar  estrepitosamente y que ello conducirá, otra vez, al cambio de gobierno.

Parece que los argentinos ya hemos aprendido que hay que respetar la institucionalidad y que los gobiernos elegidos cambian solo por otra elección.

Sin embargo, a cada error que se le atribuye a la gestión gubernamental, se le agregan consecuencias catastróficas que encierran intenciones destituyentes. Ello sucede, por parte de los derrotados en las elecciones del año pasado, sin la menor consideración de que las enormes dificultades que se enfrentan, son consecuencia de la gestión que ellos condujeron.

Pero, además, sin considerar algo que resulta novedoso e inédito en la gestión política del pasado reciente, cual es la acción llevada a cabo por los principales órganos del Estado. Así resulta significativo y poco valorado por los detractores, el resultado alcanzado en el Congreso de la Nación al sancionarse leyes de enorme trascendencia (acuerdo con los acreedores externos, blanqueo de capitales, auxilio a las Pymes, cancelación de deudas con jubilados, entre otras) mediante el concurso de legisladores oficialistas en minoría pero, sobre todo, opositores que discutieron, negociaron y acordaron, siendo que detentan una considerable mayoría.

Un párrafo aparte merece la actuación de los jueces, que “por mangas o por faldas” y a pesar de su dudoso comportamiento pasado, están ejercitando sus facultades constitucionales, sin presiones ni condicionamientos, salvo los de sus conciencias y los de la opinión pública, que parece haber reaccionado frente a los abusos cometidos por muchos magistrados. Esta si es una cuestión pendiente en la que el Poder Ejecutivo, mantiene la independencia que prescribe la Constitución y no se inmiscuye en el Poder Judicial. En esta área hay una asignatura pendiente, vinculada con la historia y con la justicia. Subsisten juicios injustos, llevados a cabo con intenciones de venganza y enriquecimiento, que no solo entorpecen el camino a la concordia nacional sino que, condicionan el futuro al sembrar y abonar venganzas reciprocas.

Suelen oírse críticas a acciones del gobierno que sorprenden por su parcialidad. Un ejemplo es el aumento de las tarifas de los servicios públicos. Hay que recordar, a la ciudadanía, que los servicios cuestan dinero y que hay que pagar por ellos. Si los paga el Estado, como ha sucedido en el pasado, en realidad lo pagan todos los argentinos con sus impuestos y con emisión monetaria, que genera inflación. Sin embargo los críticos de tales aumentos, solo reparan en ello. Adicionalmente se critica – lo que es francamente bizarro – que el gobierno enmiende errores en la implementación de tales aumentos, dando marcha atrás y procurando mejorar la situación de los afectados. Persisten, sin embargo, las críticas a la permanencia de altos índices inflacionarios ¡como si ello fuera responsabilidad del actual gobierno!

Pero, además, casi no se consideran algunos logros simbólicos significativos, tales como habernos “amigado” con el mundo razonable, lo que brindara al país inversiones de capital, tecnología y nuevas rutas comerciales que facilitaran el desarrollo y el crecimiento.

Los abusos del gobierno anterior en la difusión de su gestión, que tanto costo material y espiritual tuvieron para la ciudadanía, han terminado. Eso solo merece un agradecimiento de todos, que ya no somos apabullados por monológos interminables.

Finalmente, en este breve balance de la situación política local, debemos recordar que lo que está sucediendo en nuestro país es lo que acontece en muchos otros cotidianamente: discusiones, reclamos, conflictos, discursos, elecciones, sentencias judiciales, noticias. Ello con algunas notas diferenciales alentadoras: no tenemos conflictos raciales ni religiosos, recibimos casi sin cortapisas, a mucho inmigrantes, seguimos teniendo una educación pública gratuita razonable, la familia sigue siendo núcleo importante de la sociedad y generamos talentos que descollan mundialmente en varias disciplinas y actividades.-