Por: Lic.María Andrea Piazza 

¿La solidaridad es posible en la crisis?

Jean-Pierre y Luc Dardenne son los directores mimados de Cannes, festival que siempre exhibe sus películas y ha premiado dos de ellas: Roseta y El niño. Estas y todas sus películas (El hijo, El chico de la bicicleta, entre otras) son expresión de una mirada profundamente humana y crítica hacia el cuadro social generalmente marginal de sus historias.

En su nuevo film Dos días, una noche nos muestran con su estilo despojado y realista cómo la crisis europea va minando no solo la situación laboral sino también la integridad moral de quienes la padecen. Nos lo muestran a través del personaje de Sandra (protagonizado por la maravillosa actriz francesa Marion Cotillard nominada al Oscar por este papel), una mujer que debido a un cuadro de depresión debió tomarse licencia de la fábrica donde trabaja y que al querer reintegrarse a su empleo se enfrenta a un conflicto: debido a la crisis el dueño de la fábrica propone reinsertar a Sandra solo si sus compañeros optan por renunciar a un bono anual de 1000 euros que todos esperan ansiosamente para sobrevivir. Si la mayoría vota por conservar el premio, Sandra debe ser despedida. Sandra tendrá entonces tan solo dos días y una noche para visitar a cada compañero y tratar que voten a su favor.

El agravamiento de la crisis económica nos muestra a una clase obrera empobrecida (muchos tienen que hacer changas aparte para llegar a fin de mes) en donde la solidaridad resulta difícil de encontrar. Todos tienen sus razones para necesitar el bono extra y los Dardenne saben mostrar la dificultad de tomar una decisión que afectará profundamente a una compañera. Los directores hacen hincapié en la deshumanización de un sistema perverso que ponen a los que menos tienen en una situación de competencia pero también destacan que se trata de una elección moral que en definitiva depende de cada uno, más allá de la decisión del grupo.

El  estilo que caracteriza a los hermanos Dardenne es el seguimiento de cerca de sus protagonistas en continuo movimiento. El periplo que emprende Sandra es tanto un trayecto físico como emocional. Una mujer que debe volver a encontrar la confianza en sí misma y vencer sus miedos. Su lucha para convencer a sus colegas se le hace muy cuesta arriba cuando tiene que golpear a  cada puerta y muchas veces encontrarse con una negativa. A su lado está su amante marido para apuntalarla cada vez que su ánimo decae y tiende a refugiarse en medicamentos, él es la fuerza que la pone en movimiento.

Estos directores belgas siempre han confiado en el rescate del ser humana y creen que la solidaridad aún es posible de encontrar aunque el entorno tienda a asfixiar al individuo. En el final no es tan importante el resultado de la votación como la transformación de Sandra en una mujer que ha recuperado su poder de lucha y su dignidad. En última instancia depende del ser humano el rescatarse a sí mismo

Lic.María Andrea Piazza
(proyección y análisis de Dos días, una noche en el Club del Progreso – Sarmiento 1334 – Lunes 11 de Julio a las 17 hs. Bono: $ 50)