Consecuencias de la agricultura intensiva vigente
Autora: Delia Pilar Checa, Médica egresada de Fac. Ciencias Médicas de la U.N.C. Argentina
Corrección: Pedro Pérez Ruiz, Licenciado en Español y Literatura egresado de Fac. de Ciencias Pedagógicas de la Univ. Central de las Villas, Cuba
Resumen
En el período de postguerra (1960-1980) y ante las hambrunas que asolaban al mundo se comienzan a aplicar prácticas agrícolas intensivas en varios países, denominadas en su conjunto Revolución Verde, que logran un importante incremento en la productividad a través del uso de maquinaria agrícola y de transporte, biotecnología y riego. Lograda esta primera etapa se agrega una segunda caracterizada por la manipulación del genoma la que da lugar a la obtención de los alimentos transgénicos, esta se denomina la Nueva Revolución Verde. Estas técnicas han producido una serie de consecuencias negativas en la salud de la tierra, en la economía y en lo social que es importante revertir; además, han tomado un modelo empresarial que empobrece a los campesinos.
El hambre es más un problema político que tecnológico que es necesario abordar en forma holística a través de un cambio de paradigma que modifique el enfoque.
Palabras Claves: hambre, Revolución Verde, alimentos transgénicos, prácticas agrícolas intensivas
Abstracts
In the postwar period (1960-1980) and in the face of the famines that ravaged the world, intensive agricultural practices in several countries, known as the Green Revolution, are being applied, which achieve a significant increase in productivity through the use of machinery Agriculture and transport, biotechnology and irrigation. Achieved this first stage is added a second characterized by the manipulation of the genome that gives rise to the obtaining of transgenic foods; this is called the New Green Revolution. These techniques have produced a series of negative consequences on the health of the earth, in the economy and in the social that is important to reverse; In addition, have taken a business model that impoverish the peasants.
Hunger is more a political than a technological problem that needs to be addressed holistically through a paradigm shift that changes the focus.
Key Words: hunger, Green Revolution, transgenic foods, intensive farming practices
Introducción
“Argentina sufre un desequilibrio institucional donde el poder económico maneja o domina el poder político. Los recursos naturales no están en poder del pueblo, sino en poder de los grandes empresarios… dicen nuestros mayores que la tierra y todo lo que en ella existe, no pertenece al hombre, sino que el hombre pertenece a la tierra”.
Pablo Melipil
de la Comunidad Pehuenche
Mendoza (Argentina)
He aquí la opinión de un heredero de los dueños primitivos de la tierra, América en sus genes trae una concepción ambientalista heredada de los ancestros indígenas.
Una minoría favorecida de la familia humana mantiene sus privilegios y se apodera de una porción desmedida de la riqueza mundial para mantener una civilización egoísta y despilfarradora donde millones viven bajo el imperio de un indecible sufrimiento y en estado de servidumbre mientras otros tantos mueren de hambre y enfermedades que tienen que ver con la miseria.
El hombre está destruyendo su futuro y el del planeta que lo contiene, es más, la “suerte está echada”. Se debe poner un límite a los “ingentes desperdicios permitidos”, considerar los costos reales de los programas en ejecución en cuanto a alterar la biosfera, mermar la capa de ozono, contaminar a mansalva, uso y desperdicio de agua, destrucción de flora y fauna, tala de bosques, erosión de terreno y extensión de los desiertos. La naturaleza es ajena a los cálculos monetarios abstractos, estamos despilfarrando nuestros recursos naturales con la falacia de que siempre podremos expandirnos hacia otros territorios que no nos pertenecen y hacia otros planetas donde continuaremos nuestra práctica devastadora. Debemos hacernos conscientes de que nuestro planeta ya encendió la “luz roja”, que ya no tenemos más tiempo que perder y es hora de que entendamos que donde hay una necesidad hay un derecho. Es importante también hacernos conscientes de que “este mundo no es solo el lugar donde se desenvuelve la vida, sino que es un gigantesco organismo en evolución que algunos llaman Gaia”
Desarrollo
Haciendo un poco de historia vemos que las primeras acciones que se posicionan valientemente en favor de la naturaleza datan del siglo XX, proviniendo de los hippies que levantaron sus protestas ante las pruebas nucleares del Pacífico, se sumaron luego otras agrupaciones de activistas exigiendo otras reivindicaciones a favor del planeta. Hicieron su aparición sin partidismos ni compromisos con las ideologías vigentes en esa época. La propuesta no estuvo teñida del color de ningún sectarismo, era simplemente la respuesta lógica al padecimiento del planeta y de millones de seres. Cada vez es más urgente un cambio de paradigma y para ello es necesario planear nuevas estrategias con sentido ambientalista.
Revolución Verde es el término empleado para designar internacionalmente el incremento de la productividad agrícola y por consiguiente de alimentos entre 1960 y 1980, en la época de la postguerra, en Estados Unidos y extendida posteriormente por numerosos países.
Esta consistió en la siembra de variedades de alto rendimiento de maíz, trigo y otros granos, con el agregado de fertilizantes, plaguicidas, riego y maquinaria de guerra adaptada para fines civiles. Mediante esta tecnología se obtiene una mayor producción.
Fue iniciada por el ingeniero agrónomo Norman Borlaug, con ayuda de organizaciones internacionales de la especialidad en países subdesarrollados. El programa se inició en Sonora, México, con el trigo y el maíz. Posteriormente, se sumó la India a esta experiencia, que en este caso, se aplicó al arroz. Su motivación fue la baja producción agrícola con los métodos tradicionales en boga. El objetivo era bajar los índices de desnutrición y hambre en esos países. El término lo acuñó William Gaud en 1968.
Indudablemente, hubo un importante incremento del rendimiento de los cultivos, pero los aspectos negativos no tardaron en evidenciarse. Problemas de almacenaje, excesivo costo de las semillas y dependencia de la tecnología necesaria que además resultaba muy cara, aparición de nuevas plagas que aparte resultaban resistentes a los plaguicidas en uso, efectos tóxicos de los agroquímicos, repercusiones negativas del monocultivo con inutilización de las superficies cultivadas, etc.
La agricultura industrial se apoya en cuatro pilares: maquinaria agrícola moderna y de transporte de la producción, biotecnología y riego. Los dos primeros se basan en la economía petrolera por lo tanto son contaminantes, cara si consideramos los incrementos del precio del petróleo a nivel mundial y riesgosa pues al agotarse el petróleo, como ocurrirá en un tiempo más, expone a grandes masas de población a futuras hambrunas y, por lo tanto, a una gran mortandad global.
La Revolución Verde ha tenido consecuencias desastrosas para el bienestar de los granjeros y la salud de la tierra pero los riesgos para la salud humana no son menores. Uno es la contaminación del agua con fertilizantes y pesticidas a raíz de la llegada de estos productos, altamente tóxicos, a la capa freática y secundariamente acumularse en los alimentos. Estos derivados del petróleo terminan destruyendo el sistema inmunológico. Otros productos usados en estas prácticas contienen sustancias cancerígenas. A pesar de conocerse dicho peligro se siguen usando, aunque los más peligrosos han sido prohibidos en EEUU mientras siguen vendiéndolos en el Tercer Mundo donde las leyes son menos severas y se hace la “vista gorda” ante los riesgos que representan para la salud humana. De todos modos la población de los países centrales sigue comprando frutas y verduras al tercer mundo contaminadas con tóxicos agrícolas por lo que sigue corriendo los riesgos de su ingestión. Indudablemente que estos tóxicos pasan a los animales que pastorean y también a los seres humanos a través de los vegetales y productos lácteos que consumen y, sobre todo, se concentran en la leche puesto que son solubles en las grasas, con el consiguiente riesgo para los lactantes y el resto de las personas que consumen estos productos y sus derivados. En fin, toda la población mundial es afectada.
Los defensores de la Revolución Verde la consideran necesaria para alimentar a los hambrientos del mundo. Este argumento se sigue usando a pesar de que minuciosas investigaciones han demostrado que el hambre no es un problema tecnológico sino social y económico. La escasez de comida es un mito y las empresas agrícolas no solo no resuelven el problema del hambre sino que lo agravan. El problema central no es cómo aumentar la producción sino qué se va a cultivar y quién lo consumirá. Las nuevas tecnologías en un sistema corrompido por desigualdades sociales nunca solucionarán el problema del hambre, al contrario lo empeorarán. Esto que parece paradójico es real: a pesar de la mayor producción de comida cada vez hay más personas con hambre. En el tercer mundo “hay más comida y menos consumidores” y entre estos están aquellos en los que la carencia es la regla y aquélla minoría opulenta con obesidad y padeciendo los numerosos males del exceso de alimentación.
La Nueva Revolución Verde llega en 1990 a través de la manipulación del genoma. La expansión de esta no tiene límites ya que dicha manipulación es generadora de cambios que pueden transmitirse a especies nativas a través de la combinación genética que se da en la naturaleza y puede producir efectos inesperados. Aparte estos están cuestionados por su costo y efectos negativos sobre la salud y por lo que ha dado en llamarse erosión genética, disminución de su variabilidad con aumento de la vulnerabilidad a ciertas plagas. Además, por si fuera poco, hay cuestiones legales, leyes de patentes, que han llevado a batallas legales que aún no han terminado de definirse. Estos productos biotecnológicos han sido incriminados en alergias alimentarías ligadas a la soja al sumarse proteínas extrañas a las presentes de modo natural en este alimento. Otro efecto es de resistencia a antibióticos de uso habitual: ampicilina, neomicina, canamicina, estreptomicina, amicacina; antibióticos que han sido el puntal de lucha contra una serie de infecciones comunes, peligro que se potencia en personas con inmunodeficiencias. Además, se asocian a la pérdida de la biodiversidad en las plantaciones, contaminación genética, incremento del uso de pesticidas por aparición de algunas resistencias a las plagas con aumento de la dosis necesaria y envenenamiento de la vida salvaje. Y, por último, queda la duda de si al modificar el genoma y alterar las relaciones del organismo vegetal con su entorno se podrían producir consecuencias indeseadas, por ejemplo secreción de determinados tóxicos por los vegetales alterados genéticamente.
Investigadores serios concluyen que no hay ningún país en que los habitantes no se puedan alimentar de sus propios recursos y que las cantidades de alimentos a nivel mundial son suficientes para alimentar a toda la humanidad. La desigualdad es la causa principal, la “modernización” agrícola tan rentable para una “élite empresarial” desplaza a millones de individuos del campo hacia las ciudades, son los individuos que van a engrosar los cordones de “villas miseria” que rodean los grandes conglomerados urbanos. Los terrenos son abandonados y quedan en manos de una minoría que los adquieren por “migajas” y no le interesa satisfacer las necesidades locales y se dedican a producir para exportar, lo que les resulta más rentable, dejando que la población local se muera de hambre. Ejemplos sobran: en América Central más de la mitad de los terrenos agrícolas se dedican a la exportación mientras el 70% de los niños padecen desnutrición.
El desafío es reducir las desigualdades al máximo y redistribuir el control sobre recursos agrícolas. Si esto se democratiza los hambrientos podrán comer lo que producen. Esto alcanzará para cubrir las necesidades locales y solo el excedente podrá ser comercializado, estaremos, entonces aplicando un principio básico de justicia social.
El primer mundo tendrá que comprender, de una vez por todas, que la seguridad del abastecimiento de alimentos no está amenazada por los hambrientos del tercer Mundo sino por las grandes empresas de productos agrícolas y alimentos que perpetúan el hambre. Las multinacionales de alimentos crean un sistema único que les permite controlar todas las fases de producción de alimentos, oferta y demanda, así como el precio de la comida a través de un monopolio bien establecido1.
Muy lúcidamente Graziano Neto denuncia una acumulación de capital con modelos empresariales y el empobrecimiento de los pequeños y medianos agricultores. Estas grandes empresas dan preferencia a los trabajadores a destajo a quienes “arreglan” con míseras ganancias. Además, estas tratan con extrema incuria al medio ambiente, talando bosques, contaminando tierra, agua, aire y favoreciendo el monocultivo muy dañino para la tierra y, con ello, propiciando el agotamiento del terreno y la desertización.
Nuestra sociedad se manifiesta con un comportamiento muy agresivo, con un exceso de autoafirmación y competitividad; poder, control y dominación de los demás por la fuerza. Las jerarquías dominantes siguen una línea sexista y racista, en donde la violación es la norma: violación de la mujer, de las minorías y la tierra. La tecnología ocupada es poco humana e insana y el fin es el crecimiento ilimitado. La tecnología que aplican es la de “macho autoafirmante”.
Y lo peor, dado lo altamente perjudicial que se ha demostrado este sistema para la salud del hombre, el sistema de salud imperante se pliega al mismo paradigma cuando debería poner freno a estas prácticas. Todo el ejercicio de la Medicina se ha restringido a lo biomédico orientado a la recuperación de la salud en hospitales y el uso masivo de fármacos no teniendo en cuenta las medidas higiénico-dietéticas, ambientalistas y sociales orientadas a evitar enfermedades -puntales importantes de la medicina preventiva-.
Conclusiones
Afortunadamente hay una tendencia en algunos países para dejar de usar la agricultura como medio de generar divisas, sino para alimentarse a sí mismos y, una vez cubierta esta necesidad básica, el excedente comercializarlo, esto partiría de una necesidad interna local. Es importante democratizar el control sobre los recursos agrícolas.
Tengamos en cuenta también alternativas a la producción agrícola como los productos alimenticios que se dan naturalmente en diferentes contextos sin ninguna necesidad de métodos agrícolas intensivos y, como complemento, las algas tanto de océanos como de agua dulce que llenan parcialmente requerimientos humanos.
El cambio de enfoque será holístico lo que revertirá la actual actitud imperante, mecanicista y cartesiana, este nuevo paradigma será capaz de paliar el hambre mundial. Hay corrientes muy combativas que pueden confluir con sus aportes para propiciarlo. Últimamente se están descubriendo “tecnologías suaves” apropiadas y la sabiduría de “lo pequeño es hermoso”.
Notas pie de pág.
1“Al investigar las raíces de nuestro dilema ambiental y la relación con la ciencia, la tecnología y la economía, tenemos que examinar otra vez la formación de una visión del mundo y de una ciencia que, concibiendo la realidad como una máquina y no como un organismo viviente, decretaron la dominación de la naturaleza y la mujer por el hombre. Tenemos también que evaluar de nuevo la contribución de los “padres” de la ciencia moderna, tales como Francis Bacon, William Harvey, René Descartes, Thomas Hobbes e Isaac Newton”
Carolyn Merchant, historiadora de Ciencia de la Universidad de Berkeley, California.
Bibliografía
1-Pedauyé Ruiz, Julio; Ferro Rodríguez, Antonio; Pedauyé Ruiz, Virginia eds 2000. Alimentos transgénicos. La nueva revolución verde. España. Ed. MCGRAW-HILL / INTERAMERICANA
2-Capra, Fritjof eds 1998. El punto crucial. Ciencia, sociedad y cultura naciente. México. Ed Pax
3- Borgstrom, Georg. 1971. El planeta hambriento: el mundo moderno al borde de la hambruna (Colección Encrucijada). Buenos Aires. Ed. Imapa.
4-Henrikson, Robert.1994. Microalga Spirulina. Argentina. Ed. Urano.
5- FAO. 2000. Los efectos sociales y económicos de la modernización de la agricultura. En línea: http://www.fao.org/docrep/x4400s/x4400s10.htm
6- Zavala, Leonardo Daniel 2013. Revolución Verde: Mejoras Tecnológicas Agrícolas y Deficiencias Sociales. En línea: http://sotecpm.com/blog/revolucion-verde-mejoras-tecnologicas-agricolas-y-deficiencias-sociales/
7-Garcia Suarez, Maria Dolores, Serrano, Hector. 2011. La Revolución Verde y sus consecuencias. Tecno Agro Nro. 72. Octubre 2011. En: https://tecnoagro.com.mx/revista/2011/no-72/la-revolucion-verde-y-sus-consecuencias/