El devenir del tiempo, al transitar la vida,
bien hondo, en mí, ha calado con su holístico esquema.
Son prácticas lecciones y ahí nomás, ya, una prueba,
sin reparos ni ayuda, sin machetes ni guía.

Los tropiezos, los golpes, los frecuentes errores,
han sido indispensables para haber aprendido,
para saber, ahora, elegir el camino,
pincelando el trayecto con bonitos colores.

Maravillosa escuela de la que nadie escapa,
preparatoria vasta de exquisita excelencia,
academia que al alma le da la bienvenida,

que enseña que del mundo, no nos llevamos nada.
Entrenamiento extremo de inusual exigencia
para dar el examen que tendremos arriba.

por Jorge Botas