Por Dr. Daniel Cassola

 

Vivimos en un mundo que ya fue atravesado por la revolución digital que tuvo un alto impacto en el entretenimiento, la comunicación y la información. Hoy el mundo está conectado y en una pantalla. Un bebé puede aprender a usar un dispositivo mientras empieza a hablar. Ya hay por lo menos dos generaciones de nativos digitales, aquellos que nacieron con una computadora bajo el brazo.

Está cada vez más claro que la idea de que un adulto mayor no puede usar un dispositivo tecnológico es del pasado. En el siglo XX podía haber mayores que no se atrevían a usar una videocasetera. Es una conducta que en el siglo XXI se está desterrando.

Según un informe de una consultora norteamericana, la red social Facebook, una de las más populares del mundo, es cada vez más una red social de adultos. El 31 por ciento de los usuarios en Estados Unidos es de la tercera edad.

No hay ninguna razón para pensar que esto aquí sea diferente. Ya es probable que los mayores de sesenta años hayan llegado a utilizar algún tipo de tecnología de la información en su trabajo.

Además hoy un teléfono celular contiene aplicaciones y plataformas que conectan a las redes sociales, los medios de comunicación y el entretenimiento.

Según el estudio que citamos, una vez que la tecnología se incorpora en la vida del adulto mayor, se vuelve una parte integral de la misma. Por ahora el dispositivo preferido del sector es la tableta.

Incluso en Argentina hay centros de rehabilitación que utilizan consolas de video juegos para mejorar la movilidad de las personas, y también para tender un puente entre generaciones.

Para todo esto hace falta un pequeño paso que es la capacitación. Es muy importante que los adultos mayores aprendan a desenvolverse con estos dispositivos.

Pero también es crucial que puedan manejar un cajero automático, realizar compras o transacciones por internet y administrar su cuenta bancaria online.

Ya no estamos hablando del futuro sino del presente. No utilizar dispositivos tecnológicos, lo que se ha dado en llamar tecnofobia, es parte del pasado.