Sin anuncio previo, la Vicepresidente de La República, hizo por televisión, otra vez, una de sus “payasadas”, como califica el Presidente lo que no le gusta porque prefiere ocultar. Lo grave es que estas no causan gracia sino graves preocupaciones e incertidumbres, pues se advierte claramente que tienen el propósito destructor de la institucionalidad.
A los ciudadanos tampoco les gustó que se tomara 48 minutos de tiempo para decir tonterías, agredir, mentir, insultar a jueces, dibujar teorías insostenibles , para colmo en tono sobrador, como si estuviera dictando cátedra, sobre temas que ella ignora o desprecia.
¿Alguien cree que la Justicia le preocupa en sí misma, a esta señora? Lo que le preocupa, como le preocupó a su marido y a otros políticos de su laya , son jueces independientes y honestos y por eso avanzaron y avanzan, otra vez, contra la Corte Suprema y contra todos los jueces.
Para ello recurren, ella y el gobierno del que forma parte, a instalar el caos.
Están intentando generar desconcierto, miedo ciudadano, con el propósito de evitar las condenas que se avecinan y lo hacen con el concurso de sus principales alfiles. El Presidente de la República, que acaba de derogar el decreto que impedía el ingreso de delincuentes extranjeros, a la vez favoreciendo la toma de espacios públicos por bandas de organizaciones impulsadas por las arengas facciosas, con el concurso del Ministro del Interior y del Jefe de Gabinete, advirtiéndose el propósito adicional de distraer del escándalo de la vacunación preferencial, del ofensivo monumental estadio de futbol en la paupérrima Santiago del Estero y la crisis en la provincia de Formosa, ambas incapaces de generar sus propios recursos y de retener a su población que emigra en cuanto le resulta posible. Porque lo único que persiguen estos falsos “justicialistas” es que las riquezas acumuladas delictualmente no les sean quitadas y que quienes los apoyan sigan creyendo que esos delitos y la permanencia de la banda los favorece.
Pero –aquí viene lo positivo- : todos estos escándalos perjudican a sus autores. La gente, aún la mas crédula, ya no les cree sus “nobles propósitos”; los integrantes del recientemente creado Consejo Económico y Social, están meditando sobre la viabilidad de la idea de conciliar opiniones e intereses en este marco de confusión y enfrentamiento; la gente común, el ciudadano que perdió su empleo o su negocio se pregunta donde quedaron las promesas de crecimiento y de auxilio por la pandemia; los empresarios dudan sobre sus inversiones y los sindicalistas sobre la sensatez del gobierno.
Mas que la oposición de partidos políticos es necesario que la ciudadanía no se deje amedrentar, exprese sus convicciones ahora y a la hora de votar, sobre la imperiosa y vital necesidad de derrotar, en las urnas, a estos incompetentes, falsarios y delincuentes.
por Guillermo V. Lascano Quintana