París – 29 de diciembre de 1386,  de acuerdo a las fuentes históricas, se llevó a cabo el último duelo a muerte documentado en Europa.  Sir Jean de Carrouges retó a duelo al escudero Jacques Le Gris, otrora amigo personal,  por haber violado a su esposa Marguerite.  La dama había acusado a su violador públicamente pero su palabra se ponía en duda, por lo que se solicitó que la justa fuera presenciada por el rey de Francia, Carlos VI. Por la mano de Dios, el contrincante  que tuviera la razón sería el ganador y el culpable moriría.

El británico  Ridley Scott (Blade Runner, Alien, Gladiador) dirige con mano maestra esta apasionante historia habiendo dejado el guión a cargo de los competentes guionistas Ben Affleck y Matt Damon que, a su vez, son protagonistas del film. El admirable elenco se completa con la fuerza actoral de Adam Driver (Le Gris)  y Jodie Comer (Marguerite) en un papel opuesto a la asesina de Killing Eve pero igual de magnética.

Más allá de la lejanía de los hechos reales, la trama tiene enorme actualidad. Se nos muestra con gran veracidad los métodos arcaicos de la Edad Media para interrogar, juzgar y castigar a la mujer. La violencia hacia el género femenino no ha cambiado demasiado a lo largo de los siglos, tan solo unas décadas atrás la mujer muchas veces era vista como la culpable de tentar a los hombres, igual que en la lejana época del film de Ridley Scott.

La trama se divide en tres episodios correspondientes a cada uno de los protagonistas y según el relato de cada uno, las percepciones acerca de la verdad y de la culpabilidad cambia. Es de destacar los sutiles cambios expresivos en los actores según el punto de vista que se relate; aunque los hechos  que vemos sean los mismos, el espectador capta las diferencias.

El film estrenado en cines es, en definitiva, un cuestionamiento acerca de los juegos de poder, de la lucha entre egos y de la adquisición de poder económico disfrazado de alianzas matrimoniales.

El Ultimo Duelo no  trata de una contienda para defender el honor de una mujer sino para defender los dominios del hombre,,, la mujer era simplemente una propiedad más.

4 estrellas 

por Lic. María Andrea Piazza