1.  Ante la evidencia del ímpetu desbordado del aumento general de los precios resulta insuficiente centrar el diagnóstico en un debate dialéctico sobre cuál sea la más relevante de sus causas . En un organismo complejo no hay normalmente ni una causa única del malestar, ni basta con un solo remedio para curarlo. Entre nosotros lleva 60 años de desarrollo, o sea que se trata de una tendencia enraizada institucional y culturalmente. Por tanto, deberán coincidir tanto los más clásicos de la escuela monetaria como cualquiera que integre la vertiente de los multicausalistas , que tomar el rumbo de la estabilidad es algo que debe movilizar al conjunto de la sociedad, pero cuyo motor sólo puede surgir desde las políticas públicas.
Es posible inventariar , tanto desde nuestra experiencia propia como la de otros países, la panoplia de herramientas disponibles para enfrentar este mal. Nuestra historia ha visto fracasar ya las recetas clásicas, lo que no indica que estuvieran equivocadas, sino que cuando el desborde se convierte en una situación crónica, el abordaje debe surgir de una definición de carácter político que ponga a una mayoría determinante de los responsables de las decisiones en ese campo en una misma línea de trabajo.
Dicho esto, y para abreviar, me enfocaré en los remedios necesarios, advirtiendo que el convencimiento de la gravedad de lo que ocurre y de la procedencia de los distintos cambios sectoriales posibles es el primer paso de cualquier larga marcha que se emprenda.

2. El planteo político que logre movilizar a los dirigentes sociales debe ser definidamente veraz, evitando las fantasías y fabulaciones que suelen tentar a los portavoces de la política. Cualquier solución será difícil y fruto del esfuerzo, no de la magia ni de la mística. En definitiva desde la política deben ejercerse actuaciones de conducción y liderazgo que marquen las guías para la acción colectiva de la sociedad.
Veracidad, sinceridad, explicitación de los medios a emplear para llegar al fin buscado de estabilizar la moneda y dar solidez a nuestra economía. Es preciso comprender que para ello debe concentrarse el esfuerzo nacional en producir bienes y servicios de la mayor cantidad y calidad posibles. Nadie debe quedar ocioso, ni dependiendo de la ayuda pública, todos deberán trabajar para aumentar la producción, y la productividad.
En el fondo, la moneda es un crédito contra la economía que la emite y su mayor o menor fortaleza dependerá del interés por adquirir los bienes y servicios que produzca esa economía. Por tanto producir, producir y producir debe ser el lema general de una convocatoria de reparación económica.
Aquí debemos confiar en la capacidad creativa de nuestra población, y generar a la vez un decidido esfuerzo de disciplina social y de reeducación, tendiente a que nadie quede ocioso .Educación de adultos, para reinsertar a quienes se han caído del sistema. Educación masiva del resto de la población en edad escolar, para evitar en el futuro haya discapacitados laborales que no encuentran ubicación, por carecer de los hábitos de disciplina y esfuerzo, así como de conocimientos mínimos de lectura, escritura, cálculo, operación de sistemas informáticos, como para insertarse en los niveles técnicos que tanto hoy como en el previsible futuro, requerirán cualquier modalidad de empleo o trabajo.

3. La libertad en las iniciativas privadas debe ser la regla, sin perjuicio de que cualquier distorsión sectorial en los mercados sea objeto de preferente atención, a través de las normas que deberán actualizarse para impedir la cartelización y los monopolios, con su secuela de indebida transferencia de rentas.

4. Por otra parte, si bien se sufre escasez de divisas para adquirir bienes intermedios que son imprescindibles para esa producción, se estiman atesorados en poder de los particulares una enorme cantidad de millones de dólares – mas de 250.000 millones-. Tanto que somos el segundo país del mundo, luego de Estados Unidos,con tal nivel de atesoramiento privado, sustraído al giro de la vida económica. En tal sentido, algunos proponen la dolarización de la economía para que esos fondos ingresen, lo que no estimo posible en el corto plazo.
En cambio , existe un notorio y establecido bimonetarismo consuetudinario argentino, pues los valores inmobiliarios y de bienes muebles de altos precios,y las cifras de producción,comercio exterior e inversión se cotizan exclusivamente en dólares por obvias razones de “reserva de valor” y “ medida de valor” ,dos funciones esenciales de la moneda que nuestro corroído peso hace muchos años ha dejado de cumplir.
Por ello, si es inmediatamente posible una reforma de los artículos del código civil y comercial, que establecen el rígido nominalismo que ha fracasado hasta el hartazgo, para ser reemplazado para lo futuro por la libertad de contratación en cualquier moneda extranjera. Así era el régimen vigente en 1853, y así deberá ser por lo menos hasta que la moneda nacional adquiera una solidez y prestigio que lleve a que sea demandada, lo que sólo puede sostenerse, como se ha dicho, si generamos bienes y servicios atractivos para nuestros habitantes y el resto del mundo.
Por lo que corresponde al Estado de Derecho dar curso legal a esta costumbre generalizada, generando las condiciones para que se movilicen los fondos atesorados, dando certeza de que este régimen se mantendrá en el tiempo.
Si hay libertad de entrada y salida aparecerán prontamente los fondos depositados en los colchones y otros refugios, para ingresar al circuito económico, en busca de un lucro productivo, más que financiero. El aumento de la oferta de moneda extranjera, mantendrá bajas las tasas de interés, en esa moneda por lo menos. Permitiendo asi que el estéril atesoramiento se convierta en ahorro productivo a través de inversiones en el giro general de la economía.

5. Otra actividad que sólo puede realizar la política, es que el Estado se abstenga de competir por el crédito para sostener su enfermizo nivel de déficit presupuestario contra la actividad privada, ejerciendo un señorío de ventaja, por disponer de medios ilimitados de impresión de dinero sin respaldo, o absorbiendo a través de mecanismos de emisión de distintas clases de bonos con altas tasas, el ahorro que debiera direccionarse hacia la actividad social productiva.

6. Sobre la política puede, por otra parte, arbitrar con justicia las pujas entre los sectores por el reparto de la renta nacional. A través de la ley de presupuesto, de la reforma fiscal y de la coparticipación-y una actitud persistente de moderar e impedir la generación de rentas extraordinarias o privilegios normativos a costa de los consumidores de bienes y servicios, operando, dentro de las líneas políticas definidas en el plan anual de la actividad económica cuando le toque intervenir arbitrando a través de los procedimientos de la conciliación colectiva, de modo de evitar que los poderosos saquen ventajas a costa de los más débiles.

7. Lo mismo implicará exigir de las provincias crónicamente deficitarias, una conducta de estabilización de sus presupuestos.

8. Sólo la política puede marcar objetivos de sentido y previsibilidad sobre los bienes públicos comunes sustantivos para el saneamiento de la moneda, las cuentas fiscales, la educacion, la defensa, la seguridad, el ambiente y la salud y la inversión en obras públicas facilitadoras de las comunicaciones y la productividad. Todos estos valores públicos imprescindibles para que la sociedad pueda concentrarse en los propios, esto es la producción de bienes y servicios, en condiciones competitivas para el resto del mundo.
Las acciones que conduzcan hacia la ansiada estabilidad monetaria con crecimiento deben pues fundarse en una estrategia consensuada entre los actores políticos, que sea abarcativa, multisectorial y global, en el cual el gobierno no compita contra la sociedad, sino que lidere e involucre a todos en el acompañamiento y participación de esas políticas.

por Roberto Antonio Punte*

*ex Profesor de Economía Política Y Política Económica para la carrera de abogacía, UCA.(1970-1990). También Titular Emerito de Derecho Constitucional (1983-2009). Autor de artículos en la materia. LA INFLACIÓN Y SUS CORRECCIONES 6-3-06.-El Dial. Suplemento de Derecho Constitucional. LA INFLACIÓN COMO CUESTIÓN DESESTIMADA EN LA AGENDA POLÍTICA Y LEGISLATIVA, Y COMO DEUDA DE JUSTICIA EN LAS INTERPERSONALES- RELACIONES El Dial 1-11-2010. – EL BIMONETARISMO CONSUETUDINARIO ARGENTINO Y LA TENSIÓN ENTRE EL PODER NORMATIVO DE LO FÁCTICO Y LA MODIFICACIÓN DE VIGENCIAS A TRAVÉS DE MEDIDAS NORMATIVAS. El Dial – Suplemento de Derecho Constitucional.-Citar: elDial.com – DC1DF6 -Publicado el 03/11/2014. LA IMPRESCINDIBLE DECISION POLITICA PARA LA COORDINACION ESTRATEGICA FRENTE A LA INFLACION MULTICAUSAL- El Dial-Suplemento de Derecho Económico-22-9- 2017 Citar elDiatcomDC23E9.