Ernesto Seman es historiador y escritor. Autor de varios libros, reside habitualmente en Noruega donde enseña en la Universidad deBergen. Esta obra, según expresa, deriva de conversaciones mientras enseñaba en la universidad de Richmond, y de su bibliografía surge una extensa investigación en libros y revistas, así como se advierte una fuerte intervención de los editores en algunos importantes saltos narrativos y omisiones.

El sesgo propio de un intelectual progresista está expresado  claramente desde el principio, y admite  una larga precuela familiar pues ,según narra, su padre Elías Semán, iniciado en el socialismo  democrático, se apartó junto con otros fundando el Partido Socialista Argentino  con un perfil antiimperialista y militante adherente a la exportación de la revolución cubana (página 150) . Más que una “historia”, desde este sesgo fundamental , nos encontramos ante una narrativa o relato  encaminado a defender la tesis de que “populismo” nunca fue una identidad propia de ningún proyecto político, coincidiendo bastante en esto con Luis Maria Bandieri (1) quien trató este tema en uno de nuestros Foros.

Defiende que , mas bien ,el propulismo seria una  categoría perfilada  desde el “anti populismo”, variedad esta que puede adoptar diferentes matices más o menos conciliadores ,más o menos aspiraciónales, más o menos violentos, siempre efímeros. Lo conforman los conservadores buscando retornar a un pasado de gloria perdidos-denomina insistentemente como postura ideológica al “decadentismo” , englobando a quienes sueñan  con un pasado mejor de orden y progreso-, sin considerar nunca la posibilidad de que se trate en realidad de una “comprobación” de que ese pasado existió y es posible retomar esa senda para el futuro. O demócratas defensores de instituciones como base para los “acuerdos sociales  sustentables ” , más nacionalistas de la “nación católica”, y aún marxistas convencidos de que los trabajadores deben imponer sus propios intereses. Todos estos, juntos o alternados , conformando la imagen de un  país donde no puede haber “política de masas”, que no se deforme como “populismo”, engendro de donde se produce la amalgama del caudillismo clientelista que las domina , sea que sus integrantes adquieran las formas del gaucho, el compadrito, el cabecita negra, o el choriplanero. Todos estos manifestaciones del desorden,  contrario al progreso.

Para defender esta tesis binaria, acude a una  prolija reseña de  fechas ,personajes y hechos  de nuestra historia. Aunque, por  las exigencias del guión , se ve  llevado a   incurrir  en evidentes salteos acomodaticios de realidades sustanciales ocurridas aquí, como  las gigantescas inclusiones de 8 millones de inmigrantes en 40 años-bien tratadas estadísticamente por Germani y Sauvy, a quienes cita desde otros ángulos. Y, en consecuencia, queda pendiente valorar si la verificación de que hubo un apogeo ,  y que este  se quebró a partir de  la crisis mundial de 1930, y tomo un rumbo zizagueante cuesta abajo , tanto por la segunda guerra  como por la equivocada estrategia de prepararnos para una tercera guerra mundial, es una mera ideología “decadentista” o una comprobación estadística. O si, la segunda inclusión producida desde el peronismo a partir de una migración desordenada a las grandes ciudades desde el interior y los países vecinos hubiera podido consolidarse en un modelo de desarrollo igualmente virtuoso de no haber fracasado por incomprensiones culturales profundas tanto desde peronismo como de sus contrarios . O si debe el historiador prestar atención al impacto cultural de la entonces muy reciente guerra civil española en la reacción ante los avances del autoritarismo y los incendios de sedes sociales o  políticas, periódicos  y templos en los años previos a la revolución del 55.O merituar   la trascendencia de la exportación de la guerrilla cubana  queriendo replicar Sierra Maestra en la cordillera de los Andes .O el significado de  las multitudes en las calles participando del  mundial 78 o en el conflicto de Malvinas. Temas estos ausentes, tal vez por incomodar la tersura del relato.

En fin, también queda fuera  la distinción teórica sólidamente afirmada entre el pueblo como comunidad organizada, de la masa como sujeto emocional de consignas binarias.Pues aunque aparezcan  amalgamadas en la  marcha partidaria en un ente único, como “la gran masa del pueblo”, esto no pasa de licencia poética, y no una calificación defendible en el campo de las ciencias sociales.

Planteadas pues esta objeción sobre los “sesgos”  del autor y los editores, cabe admitir los propios como lector, afiliado al republicanismo progresista en donde es fundamental el orden público, la defensa de las libertades, y de la seguridad interior y exterior, transparencia de las decisiones económicas y estabilidad de las políticas públicas, con respeto de las instituciones y de diálogo democrático entre dirigentes y pueblo entendiendo  como tal al conjunto mas o menos organizado de todos los  habitantes.(2)

Con tales salvedades, el libro mantiene su interés para  quien considera necesario escuchar todas las voces que configuren aportes para entender a propios y extraños, en esta tarea siempre difícil de convivir  y crecer.

por R.A.P.

(1) En su ponencia NUEVO  CONSTITUCIONALISMO HISPANOAMERICANO: ¿DEMOCRACIA CONSTITUCIONAL O POPULISMO?” Luis María Bandieri.

El trabajo, realizado sobre la base de una ponencia presentada a  las Jornadas de Derecho Constitucional de América del Sur, realizadas en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, el 8 y 9 de abril 2015. Transcribo parte del  capítulo La “razón populista”. La particularidad más notable acerca del uso de  las expresiones “populismo” y “populista” en la terminología jurídico-política actual es que casi nada o nadie se define positivamente como tal,  con lo que el término sólo es esgrimido por los adversarios, lo  que demuestra que tiene un sentido y alcance peyorativo.  Más aún, suele criticarse al populismo considerándolo antidemocrático. Creo, al contrario, que no se excluye al populismo porque sea realmente  antidemocrático sino que, porque quiere excluírselo por anticipado, se lo califica de antidemocrático. El populismo se manifiesta como una reacción frente al déficit democrático de los mecanismos representativos clásicos  y del activismo judicial sustituto de la “democracia constitucional”.  Más que una ideología, el populismo resulta, ante todo, un estilo, no reductible a un contenido ideario homogéneo, pero que se presenta, en diversas modulaciones, originariamente como protesta frente a la clase política cuyos integrantes se alternan en el ejercicio del poder público: una alternativa frente a la alternancia entre los “sospechosos de siempre” del  “partido único de los políticos”, que reivindica la soberanía popular como única fuente de legitimación. Hay una postulación implícita de que la participación de los ciudadanos en la vida pública es más importante que el juego institucional, y el reclamo de una política de proximidad. De allí un rechazo de los instrumentos institucionales de la mediación representativa y su relación con un líder, un caudillo que, manifestándose integrante de esa parte del pueblo, se constituye en su intérprete. 

2)Nota. Entre mis “sesgos” está el haber escrito un libro titulado “Nosotros, el pueblo” BsAs.2014. Y un capítulo en un libro colectivo titulado “El Pueblo y las vicisitudes de los pueblos” en “ESTUDIOS DE DERECHO CONSTITUCIONAL CON MOTIVO DEL BICENTENARIO” Director Eugenio Palazzo. Ed. El Derecho – BsAs. 2012.