El miércoles 6 de diciembre, en el marco del tradicional “Foro de la Ciudad” del Club del Progreso, tuvimos el honor de poder compartir con quien se desempeñara como Segundo Comandante de nuestro Crucero ARA “General Belgrano”, hundido por el ataque de un Submarino Británico la aciaga tarde del 2 de mayo de 1982, durante el conflicto por las Islas
Malvinas.

El Capitán de Navío Pedro Galazi ocupaba ese importante rol en la dotación del Crucero y fue un participe principal de las acciones libradas en el Atlántico Sur. Secundando al Comandante del Belgrano, el Capitán de Navío Héctor Elías Bonzo, Galazi participó activamente en la preparación y en las acciones del buque argentino hasta esa triste tarde de mayo. En su vibrante y emotiva exposición, el Capitán Galazi nos transportó, navegando
en sus recuerdos personales de aquellas jornadas históricas, a los primeros días de la historia del buque cuando, integrando la flota de los Estados Unidos de Norteamérica en el Teatro de Operaciones del Pacífico Sur, le tocara participar en la Segunda Guerra Mundial en las acciones navales desarrolladas en ese lejano escenario. Luego, su adquisición por la
República Argentina y su activa participación en la vida de la Armada Argentina hasta que, en los primeros días de abril de 1982, tras la recuperación de nuestras Islas en una impecable operación militar denominada “Operación Rosario” , tuviera que alistarse y participar con el
resto de la Flota Argentina en las acciones militares del conflicto. El Capitán Galazi nos abrió una ventana a sus vivencias más intimas durante la guerra… Tal vez el marco íntimo en que se desarrolló el evento contribuyó a que los participantes pudiésemos escuchar una historia que no todos han tenido el privilegio de conocer…. Las acciones que junto con el Comandante del Crucero tuvieron que desarrollar para integrar una tripulación
completada solo días antes de la zarpada al combate y transmitirles el espíritu del buque, la incertidumbre de la guerra naval, el conocimiento profesional de las diferencias tecnológicas que existían entre ambos bandos…Y la irrenunciable actitud del deseo más profundo del cumplimiento del deber, aunque ello conllevara el sacrificio supremo de ofrendar sus vidas en defensa del cumplimiento de la misión asignada. A través de sus palabras pudimos navegar tras la zarpada del último puerto en el continente, el puerto de Ushuaia y su navegación hasta la Isla de los Estados. Su alistamiento para participar en el fallido ataque de la Flota Argentina a la Flota Británica el 1 de mayo de 1982. El regreso hacia Isla de los Estados tras perder la sorpresa en el ataque naval argentino… Y las vivencias del
ataque del submarino “Conqueror” que ocasionó el rápido hundimiento del Crucero… Las heroicas acciones de los tripulantes en todas las jerarquías que permitieron salvar el mayor porcentaje de vidas en este tipo de naufragios. Pudimos conocer la conducta del Comandante, que se negaba a abandonar la nave hasta que un Suboficial le dijera que los dos eran los
últimos con vida a bordo y lo instara a arrojarse a las frías aguas del Atlántico. Finalmente la odisea de la permanencia en las balsas salvavidas, bajo un intenso temporal, hasta que dos días después pudieron ser avistados por la Aviación Naval volando al límite de su carga de
combustible.

Fue, en resumen, una vibrante reunión de recuerdos sobre una porción trascendente de la historia de la Nación.