EDITORIAL I DEL DIRECTOR DE LA GAZETA –

En esta oportunidad de la rigurosa cuarentena y clausura de las fronteras, que nos muestran un aparente rápido éxito en el aplanamiento de la expansión de la pandemia, es obligatorio pensar en las consecuencias no queridas o colaterales de semejantes medidas.
Se trata de medidas sólo exitosas en el muy corto plazo, y es peligroso enamorarse de ellas y sostenerlas más allá de lo estrictamente imprescindible. Tenemos abundantes ejemplos en nuestra historia. Tal vez el ejemplo más cercano sea el de la convertibilidad diseñada para salir de la hiperinflación, y que ,sostenida más allá de la oportunidad y condiciones que le dieran origen, culminó en un desastre financiero y económico. Pero hay muchos otros. Las facultades extraordinarias otorgadas al ilustre restaurador de las leyes de 1829 de nada le sirvieron en Caseros. En el período de 42 años transcurridos entre 1940 y 1983 más de 20 fueron vividos bajo la suspensión de garantías constitucionales del Estado de Sitio o la variante introducida en 1948 de la “conmoción interior” . Desde 1989 hasta 2016 hubo restricción de distintas libertades por “emergencia económica” ,nuevamente introducida en diciembre pasado. En ningún caso estos remedios fueron instrumentos útiles para conjurar  la decadencia social, económica e institucional que venimos padeciendo.
En una nota reciente he señalado la extrema endeblez jurídica en que se asientan las actuales medidas de emergencia.
No cabe duda que la situación es compleja, pero gobernar siempre transcurre entre dificultades, y cuando éstas abundan las soluciones tampoco pueden ser sencillas. De ahí la falsa seducción que acarrea la aparente sencillez de la inmovilidad. Cuando la verdad es que sólo permite barrer bajo la alfombra suciedades que no desaparecen sino que quedan más o menos ocultas por corto plazo.
Hay un error básico en la pretensión burocrática de control de las decisiones individuales y sectoriales limitando las libertades básicas y es ilusorio que esto pueda lograr en el tiempo. Es imposible contener el desborde de la realidad por medio de reglas escritas a los apurones por mas solemnemente que se las enuncie. Es preciso tener en claro que nos encontramos en un breve intervalo, el mínimo necesario para adoptar medidas imprescindibles de puesta en marcha de la economía y el gobierno, nunca apartados de nuestro régimen constitucional, por lo que es necesario comprometer al Congreso en su totalidad y a todo el régimen federal de provincias y municipios en el diseño de un plan de actividad productiva e inclusión social que provoque la adhesión libre de la población. Es preciso como dato fundamental que el sistema político y el Estado dejen de comportarse como una contendiente más que se exceptúa asimismo de las reglas que impone al resto. Sólo tomando el puesto de servicio que corresponde a la clase política, que recuperarán prestigio y solidez del gobierno que por función le corresponde. Para superar los actuales problemas de preciso generar confianza a través de un equipo coherente que plantea y ponga en marcha un plan integral y verosímil. Que deje a la vez libre de espacio a la creatividad e iniciativa de la gente, ocupándose del gobierno de lo que es su principal deber, esto es trazar las líneas generales  de las variables económicas de su pública competencia -política de ingresos, importaciones y exportaciones, demográfica, continuidad de la presacion de lso servicios  esenciales (seguguridad ,bancarios,financieros, de justicia) del gasto público, discriminando los gastos corrientes de los subsidios y las inversiones -creación monetaria , gestion de los impuestos y ajustes  transitorios de los impuestos y subsidios,y de la coparticipación federal, creen que incentivar las inversiones privadas, sostén de la tasa de interés, determinación de los precios indicativos de los servicios públicos y del empleo. Ello bajo la pauta de verificación control y corrección necesaria para realizar los ajustes y cambios que la realidad exige. Y todo ello lo más pronto posible.

Por Roberto Antonio Punte