EDITORIAL DEL PRESIDENTE DEL CLUB DEL PROGRESO –

Estamos en un momento delicado de la vida institucional de la nación, consecuencia de dos factores concurrentes, a saber: la frágil realidad cambiaria y la inédita situación política consecuencia del resultado de las elecciones primarias celebradas el 11 de agosto.

Señalo la frágil realidad cambiaria pues ella parece ser consecuencia del resultado de esas elecciones y la separo de la situación económica que siendo delicada es la que hemos tenido dese hace ya muchos años, con el mejoramiento en ciertas áreas (petróleo, caminos, ferrocarriles, ganadería, agricultura) y un manejo gubernamental ordenado, sin sobreprecios.

Y la inédita situación política en la que, por imperio de las circunstancias y por la conducta de los contendientes principales, se puede transformar en un punto de inflexión negativo o positivo para nuestro futuro.

Hasta ahora lo que debería ser un tránsito normal hasta la celebración de las elecciones definitivas (en octubre y noviembre) se ha transformado en un campo de batalla con escaramuzas, ataques calculados, ofensivas laterales, defensas endebles, traiciones anticipadas y todo el cúmulo de comportamientos sociales de una sociedad sobrecargada de interrogantes y confusiones.

Y todo ello sin saber aún quien gobernará la nación a partir del 10 de diciembre.

En un sistema institucional normal y previsible tendríamos que estar entrelazando mensajes, previendo cambios ordenados, estimando comportamientos entre los contendientes –al menos los principales- y evitando situaciones que provoquen exasperaciones e inconvenientes.

Los dirigentes de una nación que tiene ya muchos años de existencia y que ha transitado períodos de terribles enfrentamientos con secuelas que aún perduran, deberían reflexionar sobre el sino que se cierne sobre ella cuando un eventual cambio democrático, genera tanto rencor y augura  situaciones catastróficas.

Se avecinan tiempos difíciles y de incertidumbres. Todos los ciudadanos debemos comportarnos con serenidad, cualquiera sea nuestra preferencia o nuestro compromiso político.

Nada se conseguirá, por ninguna de las partes en la contienda, con violencia o pronósticos catastróficos.

Como dije recientemente en la conferencia que pronuncié en el Foro de la Ciudad:

“Desde luego hay que contribuir con la aspiración de la mayoría que es el tránsito sereno, aunque con sacrificios, hacia una nación sin pobreza y con paz social que genere oportunidades de progreso moral y material como proclamaron los fundadores de este club en 1852”

Y eso solo se puede conseguir actuando de buena fe, sin violencia y respetando, a rajatabla, el orden jurídico establecido.

 

Por  Guillermo V. Lascano Quintana