Ganadora este año del Oscar a la mejor película extranjera por Polonia (desplazando asìa a Relatos Salvajes ) y con una impecable fotografía en blanco y negro, IDA es una película refinada que nos habla sobre el pasado, la memoria colectiva nacional y la búsqueda de la identidad personal.

Polonia 1962. Anna es una joven novicia en el convento donde la han dejado siendo una niña huérfana pero descubre que tiene una única pariente que debe conocer antes de tomar los votos, la hermana de su madre,  A través de su tìa Wanda, una ex abogada stalinista que ha sentenciado a cientos de enemigos del régimen,  la joven se enfrentará con las revelaciones de su pasado, como sus raíces judìas y su verdadero nombre: Ida.

Tía y sobrina se embarcarán juntas en un viaje de descubrimiento sobre ellas mismas y el pasado que las une. El contraste entre la pureza de Ida y Wanda, una mujer endurecida y castigada por sus propias decisiones, enriquece la historia. Ninguna de las dos tiene una única faceta: Ida se va enriqueciendo emocionalmente a medida que experimenta la vida y también la realidad del amor en la figura de un joven saxofonista que conoce en el camino. Su tía, detrás de la coraza en la que se oculta, va revelando el encariñamiento por su sobrina. Un lazo improbable entre las dos se va forjando en ese recorrido que emprenden en busca de las tumbas de los padres de Ida, descubriendo un oscuro secreto de traición y de codicia. Wanda, que parecía ser la figura fuerte de las dos se va desmoronando en un dolor profundo a medida que los secretos salen a la luz mientras que Ida va descubriendo su fortaleza interior.

El director pone en relieve las heridas sin cicatrizar aún de esa Polonia de post-guerra en la interacción entre polacos judíos, católicos y comunistas. Nadie quiere hablar de ese pasado prefiriendo mirar hacia otro lado en vez de hacia adentro, hacia su propio sentimiento de culpa.

La fotografía merece mención aparte, no solo porque es en un bellísimo blanco y negro sino porque el director tomó la decisión de usar un encuadre distinto, una imagen cuadrada como se usaba en las películas en los inicios del cine y en donde coloca a las figuras muchas veces más abajo del encuadre habitual, por momentos los personajes ocupan una porción muy pequeña en la imagen, como sugiriendo la insignificancia del hombre ante el peso de la historia y del pasado.

La debutante Agata Trzebuchowska, (descubierta por el director en un café) es una revelación como actriz. Su personaje de la joven novicia es el eje de un viaje hacia el pasado pero también hacia el interior de sí misma. En el desenlace vemos a ida transformada en una mujer que ha tomado una decisión sobre su vida habiendo probado lo que el mundo tiene para ofrecerle. Si el final está mas bien sugerido es porque el camino recorrido por la protagonista es mucho màs importante que la resolución.

Lic. Maria Andrea Piazza (dicta charlas sobre películas – Informes: [email protected])