(Atención: este análisis contiene algunos spoilers)

La excelente actriz Olivia Colman (La Favorita, The Crown) encarna  a Leda, una mujer  cuyas idílicas vacaciones en una isla griega son interrumpidas por una numerosa y ruidosa familia. Leda se pone a observarlos, especialmente a Nina, una joven madre con su niña que actuaran como un juego de espejos con su propia experiencia como madre y la remite a un pasado de culpas que la consumen por dentro. Por otra parte Nina parece estar fascinada por esta mujer madura e independiente que es madre de dos jóvenes hijas. A ella va Nina por consejos sobre cómo afrontar la maternidad pero Leda dista mucho de tranquilizar a la joven madre.

La película dirigida por la actriz Maggie Gyllenhaal (acá únicamente en su papel de directora debutante y guionista) es una lúcida y cruda exploración acerca de los claro-oscuros de la maternidad. Un planteo sobre la experiencia extrema que implica el ser madre,  que puede ser maravilloso pero crear ansiedad y desazón a la vez. Gyllenhaal adaptó con pericia la novela de Elena Ferrante, al reconocer por propia experiencia, que la maternidad puede generar sentimientos contradictorios de los que se tendría que poder hablar libremente en la sociedad.

Para representar el agobio existencial que sufre la protagonista, Gyllenhaal desdobla la experiencia de Leda en una alternancia entre su pasado, cuando era una joven madre de dos niñas pequeñas (interpretada por Jessie Buckley) y su presente, en dónde esa bulliciosa familia recién llegada viene a hacerle ruido a Leda sobre la culpa que siente con respecto a su maternidad.

Leda observa con lágrimas en los ojos la dulce imagen de Nina, la niña y su muñeca recordando a su vez momentos felices con sus hijas (Martha y Bianca). Una imagen muy significativa porque madre, hija y muñeca conforman un todo integrado, mujeres que son como espejos de otras, ecos de un mandato social representado por el juguete femenino por excelencia.

Cabe preguntarse ¿el instinto materno es tan natural cómo se dice?  Leda es la primera en reconocerse como una madre antinatural, lo que la ha llevado a tomar decisiones drásticas durante la infancia de sus hijas, en orden de poder encontrarse a sí misma.

La hija de Nina, Elena, se pierde y luego es encontrada en la playa pero la desaparición de su muñeca desencadenará una crisis en la niña, a partir de la cual esa relación armoniosa entre madre e hija ya no es la misma   ¿Es Leda la que mueve los hilos para que esta crisis ocurra? ¿cuáles son sus motivaciones ocultas?

Son muchas las hijas perdidas en esta trama (Elena, Bianca y hasta la propia Leda lo fue en relación a su propia madre), niñas que maman la infelicidad de sus madres, ese aspecto oscuro de la maternidad del que no se habla y que este film pone sobre el tapete. Madres que son, a su vez, hijas de otras madres, como esa cáscara de naranja que Leda pela sin cortes en un largo espiral para sus hijas, como un lazo materno-filial indisoluble, para bien o para mal.

Hay muchos elementos simbólicos en el film: la piña que cae y lastima a Leda, el horrible insecto que le zumba en la almohada, el gusano que asoma largo como una serpiente, elementos que irrumpen y asustan, tal como la propia culpa de Leda que empieza a aflorar. Y especialmente  la muñeca, elemento clave en la trama, que es robada por Leda. Dicho juguete es una reminiscencia de la infancia de sus hijas y también de la propia. Leda juega con la muñeca, abrazándola, limpiándola pero también escondiéndola o tirándola a la basura y de esa forma interactúa con situaciones vividas en su maternidad, algunas felices y otras traumáticas.

 Al comienzo Leda era una simple observadora de un grupo que representaba el concepto tradicional de familia pero al esconder a la muñeca, pone en jaque ese orden familiar. Será Nina quien experimente un agobio al no saber manejar a su desconsolada hijita. De algún modo, Leda busca hacer catarsis de su culpa sumiendo a la joven madre en una crisis tal como ella misma experimentó en el pasado.

 El desenlace es, a propósito, ambiguo y surrealista: es un momento de reencuentro feliz, pleno con sus hijas. Está en cada espectador decidir si lo que vemos es un sueño ideal o una paz real alcanzada por Leda.

(disponible en Netflix)

por Lic. María Andrea Piazza